Pocos mitos nacidos en España son tan universales como el de Don Juan. El seductor insaciable ha inspirado a artistas y escritores, desde Tirso de Molina hasta José Zorrilla, sin olvidar a Prosper Mérimée, Albert Camus o Lord Byron. Llámese Don Juan o Casanova, el arquetipo ha sido objeto de innumerables análisis para intentar explicar el comportamiento de este tipo de personas. Aunque el donjuanismo se puede dar en ambos sexos, suele asociarse con los hombres.
Quien padece este síndrome es un seductor compulsivo, infiel e insatisfecho. Sabe bien cómo conquistar porque es un sabio manipulador de las emociones. Pero cuando enamora a una persona, la abandona sin más para comenzar a seducir a otra. El sexo es lo de menos para él, no es el prototipo de ligón que va de cama en cama. Lo que le importa, lo que verdaderamente le excita, es el cortejo sentimental, la pasión de los primeros días. Una vez que lo consigue, cuando se asegura de que ese alguien está dispuesto a todo por su amor, pierde el interés. Puede mantener una relación de años por presiones sociales, incluso puede que sienta afecto, pero no será fiel. Platón decía que solo se desea lo que no se tiene, y eso es lo que les ocurre a los afectados por el donjuanismo. Muchos especialistas han intentado explicar el porqué de esta conducta compulsiva e insaciable, su incapacidad para construir un amor estable y duradero.
Inma Ruiz