Porque yo tengo caderas de sal, me dice el viejo mar salero, y cuando digo que lo quiero, que me llueve- y tú, inmenso manantial me bajas, porque al correr, y ta-la vieja lira, luego… nada me inspira mira- me mira.
Si todo alrededor por lo que la tierra, me dice a gritos soy- y si toda la penumbra ha roto mi cuerpo; ¡Hay arena de los siete mares!
Hay de mi corazón que se quiebra en siete, ¡hay! pero que se esconde todo, el tesoro del mar; y le digo mare, mare -mare, que ya me canse, pero, tu calma me viene quiero…
Hay agua dulce manantial, no me trasformo, ¿Qué es lo que formo a la nube, que mi confusión lloro, como la llorona que se va cantando, y no me manda na, me quedo porque me quedo… agua dulce que tengo sal, y no hay fondo de mar, para ti la arena y na…
Ale, y la hola, cuando con su ole sale, como un sol que la esperanza da, nada más quiero trinarte, hoy no voy a pintarte mi melancolía, mi bendita poesía, y no va delante… Ale y hola… salen a nadar, mira la cara del mar, porque si nada le llama yo le digo; mare, mare- mare, hay tu canto y el mío, con mis caderas de sal, porque aun salero nada le faltara…
Si todo todo, el mar se comió a la mía, que juega que juega, nada me dará...
Y todita mi tumba- la tierra, ¿hay que será? Pero quiero que quiero, contigo que luego nada me faltara. ¡ Ala hay ala! Salero y salera que cubran la tierra -mi duce poesía, yo no eh hecho poesía- esa va por delante.
(VAUSE) EL POETA DE LA NADA