“ EL EXTRAÑO CON BARBA “
Daniel Meyer Millas.
Zutano.
Un extraño ha llegado, al pueblo de la abundancia,
Pues nada allí ha faltado, mas todos tienen ganancia.
Es un pueblo donde todos, son los dueños de la tierra,
Las cosechas son muy buenas y ganan más que cualquiera.
El extraño es rechazado, pues su facha no es muy buena,
Se viste con solo andrajos, con barba y larga melena.
Con desprecio es mirado y lo quieren ver afuera,
Su aspecto es muy humilde y le sonríe a cualquiera.
Todos en el pueblo piensan, que es peligroso de veras,
Puede que sea un ladrón, o quizás mate a cualquiera.
A nadie le pide nada, solo quiere que lo vean,
Su mirada es tan dulce, que atrae sin que lo quieran.
Lo más raro de este extraño, es que los niños lo quieren,
Pues lo siguen donde vaya, y cuenta historias muy bellas.
Les habla de la bondad, y que hay pueblos con miseria,
Que todos somos hermanos, que compartan lo que tengan.
Así los padres prohibieron, a los niños que lo vean,
Ese extraño está muy loco, les dice cosas muy feas.
En un domingo de misa, apareció en la iglesia,
Se escuchó un gran murmullo, este hombre nos apesta.
Sin que el cura pudiera, impedir que el hablara,
Se dirigió a la gente, con lindas y sabias palabras.
Su mirada tierna y buena, dejo en silencio la sala,
Les dijo miren me bien, el extraño es quien les habla.
A los niños no los dejan, que escuchen de mis palabras,
Tienen miedo que ellos piensen, como cristianos con alma.
Si al venir a esta iglesia, Dios perdona su arrogancia,
Están muy equivocados, pues sus actos me dan lastima.
Así les hablo una hora, nada impidió que el hablara,
Había un silencio calmo, y lágrimas que rodaban.
Al final les dijo miren, mis ropas no valen nada,
Pero mi alma es tan rica, como pobre es vuestra alma.
Él se alejó de ese pueblo, donde mensajes dejara,
Los niños ya han crecido, el pueblo tiene más alma.
Los que ahora son adultos, y vieron esa mirada,
Saben que fue Jesucristo, el extraño quien hablara.
Cuando vean a un extraño, con ropas pobres y barba,
No lo miren con desprecio, está un Jesús en su alma.
Las ropas no hacen al bueno, ni ser bueno es elegancia,
El pobre puede ser bueno, y rico sea del alma.
* * * * F I N * * * *