Soléenme proverbia Acusad el hoy en tanto la medida de nuestro juicio, pero ahondar lo irresistible por desmedido que sea lo medido, en tanto que se asuma como una virtud nueva… Nueva cosa del estado interno, el externo es reflejo, en su medida como si fuera un libro de todos los tomos; si existe una dualidad porque en su totalidad no es definida, porque no decir existen cien tomos de lo mismo pero en grado a diferentes perfecciones… Perfeccionad lo que es perfecto es una desmesura, solo los ateo contradicen y miden las causas...
¿Hay una causa a esto del dictado? Lo proverbial del sonido que perfecciona a los que saben escucharlo; si escuchar fuera componer todos escucharan diferente…
Diferencia es algo- en los primeros seis planos de la presencia pero en diferente perspectiva…
Perspectivar conceptos de razón sin opinar de más, es tener un grado de síntesis pero no la síntesis…
Saber poco y ser consciente de ello es haber medido nuestro juicio, pero en vano si no buscamos algo más.
La necesidad extra es preferir la intuición por lo nuevo que saberlo repetido en otros…
¿Quiénes son los demás? Cuando los demás nos conocen sin saber quién es el que pregunta- es formarse según la necesidad ajena, mientras que la propia es como un problema de uno solo…
¡Uno solo en el silencio encuentra al didacta, al artista- el movimiento es el mismo, acaso no hay otros que no lo sabrán o de ante mano lo saben ya! ¿O ellos no se mueven por instinto?
El instinto nos obliga, a conocer la diferencia de una conciencia latente y la de una dormida…
Lo que duerme en nosotros tiene sueños de carne y de saber…
El saber está escrito…
¡¿con cuanto amor los poetas; o sus terribles demonios escriben, que a veces uno en su maldad causa sentimientos o dogmas?!
Un dogma de amor escribe; y eh de escribir de nuevo algo con más brío o con sangre…
El brío y la sangre nos dicen de que estamos formados…
Si la forma y el esplendor es bueno, uno por separado debe de dar forma a nuevo…
Por eso clamo:
¡oh poesía maestra de cien mil lenguas, enterneces y lo tierno de tus rimas como una lira, oh poesía maestra, tu cuerpo está bailando, mi ser quiere gozar contigo!-
¡oh niña, mi ensoñada dormidora, contigo llega la hora el despertar de tu voz, alcanzo el decir y me respondes, tu cantar es un cantar de cantares!
¡Oh solemne poesía, maestra de mi búsqueda imperiosa, clava tu letra y no fatigare, que- me causes la tormenta- te digo, por eso amor, las doce horas, me revisten de ti!
Y que sea el entinte ráfaga de luz divina, tuya es la gloria de los enamorados de venus y júpiter…
Y por eso tu amado es mi padre ¡ señora de cien mil ciclos poderosos!
LUIS ALBERTO JIMENEZ LUIS (VAUSE)
EL POETA DE LA NADA.