Durante la infancia y la adolescencia nuestro cerebro ofrece las mejores oportunidades para aprender, la clave está en lo que le queramos enseñar. Sería ideal que la educación se enfocara en el desarrollo de habilidades y competencias. Pero el sistema, en ocasiones, parece mas interesado en otros aspectos. El tratar de trascender de la formación en competencias
para conseguir objetivos concretos de modelaje de pensamiento, no debería ser el papel de la escuela. Este tipo de influencias nos retrotraen a regímenes con tintes autoritarios y en vez de preocuparnos por la tasa de fracaso escolar en nuestro sistema educativo, debatimos cuál debe ser la lengua vehícular. Creo que es importante tener a los padres más informados y con ideas más claras del modelo educativo que quieren para sus hijos. Cuanto más presentes estén los padres en la vida de sus hijos, menos sorpresas se llevarán, en esto o en cualquier otro aspecto de sus vidas. Y entonces poder decidir si creemos conveniente que el debate político esté en el discurso de los más pequeños y cuándo. En cualquier caso, el pensamiento político debe aparecer de manera neutral y después, o cuanto menos en paralelo, la capacidad de elaborar un pensamiento crítico y reflexivo. De otra manera se corre el riesgo de adoctrinar o de situar al menor en un debate, sin los recursos para comprenderlo.
Javier Quintero
Psiquiatra de adolescentes y niños
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