El dolor como la tristeza, se columpian en los vaivenes de la vida, ensombrecen por ratos, pero van pasando progresivamente. Llega un momento en que todo se apacigua y las heridas empiezan a cicatrizar. Pero en nuestro don de poetas, siempre nos transportamos hacia confines distantes al encuentro con la espiritualidad y la inspiración se detiene en un punto fijo para perdernos en recuerdos, nostalgias y evocaciones, que nos desgarran momentáneamente, mas si tenemos un fondo musical apropiado,luego cualquier cosa que nos entretenga nos permite salir de esos trances, súbitamente, porque por encima de todas las cosas, la vida es bella.
Trina Lee de Hidalgo
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