El agua viene a mojar
la arena que el viento seca
y otra vez se vuelve al mar.
Y yo, con mirada hueca,
quizás de tanto mirar;
soy un hombre que comprende
y grita en la orilla, mirando
hacia donde el mar se pierde:
¡Etérea línea que apartas
Cielo y Mar, esas dos simas;
dichoso el que a tí camina,
dichoso el que a tí te sigue,
porque ríe y llora,
sueña y Vive!
José Miguel Román Espinosa