Siempre tengo opción. Casi todos tenemos ideas absurdas de quiénes somos, y muchas reglas rígidas sobre cómo se «debe» vivir. Borremos para siempre de nuestro vocabulario el verbo «deber». Es una palabra que nos hace prisioneros. Cada vez que la utilizamos nos criticamos a nosotros mismos o criticamos a otra persona, decimos que alguien «no es suficientemente capaz», que «no sirve». Piensa qué podrías borrar de tu lista de cosas que «debes» hacer. Reemplaza la palabra «debo» por la palabra «puedo». Puedo te da a entender que tienes opción, y la opción es libertad. Es necesario que nos demos cuenta de que todo lo que hacemos en la vida, lo hacemos por opción. En realidad, no hay nada que «debamos» hacer. Siempre tenemos opción. - Louise L.