Confesión.
Quiero olvidar el tiempo que navegamos juntos en la barca imaginaria de los ensueños y ternuras, el espacio que fue infinito para compartir sueños, ideales, promesas, besos, juramentos…..que hoy son blasfemias, envueltas en amarguras de límites que no tienen sentido. Quiero limitarme al silencio de saber que las penas, el dolor, y la infaltable nostalgia fue creciendo a medida que la distancia de nuestros cuerpos se convirtió en costumbre, que olvidaste el valor de la espiritualidad, que volcaste en lo material la razón de una existencia que se ha marchitado en medio del engaño y la mentira, de la sin razón, del egoísmo la ofensa e irrespeto. Es posible, que no sea tu culpa quizá deba aceptar con recelo y vergüenza que es mi responsabilidad, que no tuve la fortaleza para frenar los deslices que día a día se fueron forjando en el seno de un hogar que tuve la ilusión de cultivarlo, cimentarlo, respetarlo y hacer de él un nido de amor, amistad, afecto, sacrificio que algún día de manera consiente nos juramos y que al paso de los años se han quedado en el letargo, en los sueños, en las quimeras, en el olvido…
Ahora, que siento navegar en las sombras, bajo una cubierta de nubes grises, ahora que los hijos han crecido y los forjaste a tu imagen y semejanza, ahora que ellos respondan tu apacible actitud y tienen toda la razón y derecho de hacerlo, dejaron a la vera del camino el nombre de quien les dio la vida, y debes admitir que no eres feliz y al fin que puedo reclamar, no es el momento, no es la oportunidad, no es mi derecho, el derecho se pierde cuando el arcano del alma se torna gris y los rosados caminos de la vida que de por si ,se han tornado silenciosos y obscuros, entonces para que insistir…Yo seguiré como siempre, tú y mis retoños que son más tuyos que míos y que hábilmente los acaparaste y volcaron el desquite de tus celos y amargura sublevándose para quebrantar mi espíritu. Pero, no, no voy a doblegarme, continuaré apoyado en la convicción de mis ideales, y al final del camino, me darás la razón, pero ya será demasiado tarde, estaré navegando en la barca imaginaria que alguna ocasión de primavera nos ayudó a remar con buen tiempo y marea.
Luis G Machado S.