Voy a llorar,
como lloraron los arboles en otoño ,
y dejaré que mis lágrimas
muevan las velas de mi lúgubre velero.
Yo que por error encallé en tus mares,
me arrepiento de este suicidio
que me lleva como marioneta por el sol .
Lloraré si, y quizá sea
el último llanto que mis ojos derramen,
pero habré purificado mi pecado,
el pecado de haberte amado con loca insistencia.
ya no veras flores entre mis manos
quedaron vacías y amargas.
Adiós viejo amor,
mira que el invierno viene
y moriré de frio al saberte ausente.
Sebastian Dusalgi