"La vanidad es ciertamente un defecto, pero hay que ser indulgente con los vanidosos, ¿acaso no es la necesidad de hacerse notar lo que les empuja a estar activos, e incluso, a hacer cosas magníficas? Es cierto que es magnífico, sobre todo, para los que se benefician de ello. Para ellos mismos es, a menudo, mucho menos provechoso. ¡Cuántos se han agotado, arruinado!
El vanidoso se cansa, se mueve, se muestra generoso, y aunque no se sienta impulsado por el desinterés, aunque sólo quiera complacer a los demás, exhibirse, o ganarse la aprobación y la admiración, realmente no se le puede reprochar. Los artistas, los actores y los músicos en particular, en cierto modo, son todos vanidosos… y mejor: ¡qué felicidad, qué alegría aportan a los demás cuando dan un concierto, un espectáculo!
Ellos mismos, durante este momento están quizás enfermos, desmoralizados, angustiados, pero tocan, y el público no se da cuenta de su angustia. Son verdaderamente heroicos.
Evidentemente, no os empujaré a cultivar la vanidad, pero hay que reconocer que la humanidad le debe mucho a los vanidosos. Y no sólo a los artistas, sino también a todos aquellos que han llevado a cabo grandes realizaciones para que su nombre permanezca en la historia."
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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