Espantando rutinas me pasé el destino,
bordando con ahínco auténticos momentos,
desde el secreto rincón donde bosteza la luna
hasta las quimeras deslumbrantes del ocaso rojo...
Salpicadas de bullicio y sones de guitarra,
caminé senderos llenos de sorpresas y estrellas fugaces,
osando profundos misterios y galantes amores,
para ahuyentar el fantasma de la soledad...
Aún vivo aterrada ante cada ausencia tuya,
me alejo del silencio y espanto el olvido en mis pupilas
con recuerdos amarillos de mil días soleados,
donde recosté mi alma junto a tus atardeceres...
Espantando hastíos me pasé el destino,
no quiero que te alejes aludiendo rutinas,
cada noche un cántico nuevo, cada día un despertar,
para copiar luceros y almibarar tus labios...
En este mundo agitado, vivo palpitando
destellos de auroras con mieles de amor,
tímidas bordonas, amables sonrisas, mi guitarra azul,
compás de galope, mirada extasiada, cielo de zafir...
Espantando rutinas me pasé el destino...
Ninfa Duarte
de su libro Tejiendo añoranzas, con hebras de luz de luna