al contar, un acto abnegado, una palabra, que alivió el corazón
de quien la ha oído, una mirada afable que alumbrara como el sol
lo que mirase, puedes considerarlo un día ganado.
Pero si en ese largo día, a nadie han alegrado tus palabras,
si nada encuentras entre las acciones de ese día que llevara el sol
a ningún rostro, ningún ínfimo acto que ayudara a ningún alma
a ningún precio, considera ese día por perdido.
George Elliot