Estilizada, entristecida, con ese rictus amargo que a veces, nos proporciona la vida, como un abanico que se despliega para brindar variedad en su movimiento, y así conformar una madeja de sentimientos.
Solitaria o acompañada, meditabunda o vacía de pensamientos, aprendiendo o ya experta, como sea; siempre la vida será una senda que te espera con las puertas abiertas.