Ser libre significa poder actuar según tu propia
voluntad y tomar tus propias decisiones.
A primera vista esto es algo deseable, pero en la
práctica no todo es de color de rosa. De hecho,
me atrevería a decir a que casi todos tenemos
un gran miedo a ser libre.
Toda acción (causa) tiene consecuencias (efecto), y cuando eres tú
el que elige las acciones que tomas en tu vida también eres tú el único
responsable de los resultados que obtienes. Si las cosas salen bien
es muy fácil darse palmaditas en el pecho y decir “qué listo soy”.
Sin embargo, si la situación se tuerce, a nadie le gusta dar la cara y
reconocer que se ha equivocado.