NO ES CUENTO Despierto con la imagen de la felicidad, Y por costumbre me miro en el espejo Una que otra cana me causa hilaridad, Entre el silencio y júbilo voy para viejo.
El tiempo ha pasado dejando su medida Los recuerdos se aprisionan a la memoria Cómo puedo olvidar tu cálida despedida Sin que mis labios narren la bella historia.
Empezaré como todo cuento: érase una vez En el campo de las flores, y del arroyuelo, De las manzanillas, de los árboles de nuez Dos niños corrían y rodaban por el suelo.
Nadie sabía que se amaban con pureza Con la misma ingenuidad de los frutales Fueron creciendo año tras año sin pereza Atrás quedo la tierra fecunda de trigales.
Ella convertida en una señorita hermosa El un jovenzuelo anhelante de aventuras Y una noche de estrellas y luna preciosa Sin pensarlo dieron rienda a sus locuras.
No fue demencia, fue una noche de amor, De sentimientos en el pecho escondidos Guardados desde la niñez con pundonor Hasta el amanecer sus besos confundidos.
No todos los cuentos acaban en fantasía Clásico de se amaron y fueron muy felices Ella se marcho cifrando un mar de poesía Y yo todavía le adoro y añoro sus deslices.
Por ello me acuerdo de aquella despedida En la dulce pureza de sus rosados labios En el silencio que cubre su efímera partida Derribo el espejo y leo su poesía de sabios.