Sorbos de ternura.
Impaciente deambulo en la tarde
Por la sala solitaria, triste alcoba
Mientras mi corazón esta que arde
Contemplo una anticuada escoba.
Todo se conserva madrecita amada
La fiel cafetera y el viejo armario
Los frascos de la misteriosa pomada.
El libro de tus plegarias y un rosario.
Una tasita de café, negro por su color
Néctar cálido, agradable a tu paladar
Con azúcar o sin ella, placías el sabor
Mientras te aprendimos todos amar.
Al perpetuar tu presencia, deseo llorar
Recuerdo a mi viejita adicta a su tasita
Con suave voz pedía su cafecito tomar
Aromático, caliente, tenga mi mamita.
Cuánto tiempo de sufrir la enfermedad
Serena, esperaste la visita de la muerte
Y al despedirte todo se torno en soledad
Y un traguito de café para morir con suerte.
Café, Portento de elíxir misterioso y divino
Que me produce recordarte mi madrecita
En el cielo de seguro será el dominante vino
Y mientras escribo, gozo de café una tasita.
Luis G Machado S.