Y yo tengo una amiga.
Me has llevado en tu sueño, amiga ausente,
y en ti perdido me encontró la aurora
no me hagas despertar aún, no es la hora,
quiero que me sueñes amiga interminablemente
y que me des como regalo tu bella pluma de oro.
La esperanza ha vuelto no más días solitarios,
ha crecido el jardín que sembraste en primavera
se me duermen los besos de amor en la espera;
no sé si eres reflejo, adiós, o eres tardanza;
tiembla todo mi cuerpo en la lúgubre frontera
de la ilusión de vivir juntos el mismo itinerario.
Sé que he vivido ayer, y sé que hoy vivo,
pero sin tu promesa no sé si viviré mañana;
soy por momento amigo ardiente y fugitivo
que por tener tu amistad siempre se afana.
No se extiende más lejos amiga mi objetivo,
para regalarte poemas que tu alma engalana.
llégate a mi alma, sin condición, sin pacto,
quizá muy pronto se me extinga el tacto.
Mis palabras son mudas, mi frase está dormida,
soy un badajo inmóvil colgando en la campana,
una voz silenciada, que sólo obtiene vida
cuando, al tocarte, vibras conmigo en la mañana.
Jesús Quintana Aguilarte