En una serena tarde iba Eva por el parque saboreando un helado de fresa. Sin intencion alguna choco Adan con ella, tumbandole el barquillo al suelo, el pasaba corriendo como de costumbre a las 5:00 pm. Ella se puso furiosa y le reclamo al joven, pues habia juntado unas monedas que le dio su padre para comprarlo. El muchacho pidio perdon y le compro otro barquillo pero de chocolate. Se sentaron a conversar un rato en un incomodo banco. Pasada ya una hora se hacia mas interesante la platica, parecia que el tiempo no corriese y fueron a buscar otro helado. Lo curioso es que el sabor lo sentian diferente, con un acentuado gusto a bombom. Cupido los habia flechado, el efecto del travieso dardo los hizo reencontrarse una y otra vez para contemplar en las noches la misma estrella.
Daylin Villiers