Tienes derecho a sentir.
No elegimos lo que sentimos, las emociones están ahí por algo.
Pero hay que tener muy claro que una cosa es tener derecho
a sentir y otra bien distinta es lo que hacemos con estas emociones.
Se compasivo contigo mismo.
No tengas miedo a sentir, pero independientemente de
la emoción que inunde tu cuerpo, esfuerzate en hacer aquello
que sea beneficioso y bueno para ti.
Acepta la emoción,
atiéndela, escúchala y escoge como resolver la situación de la
que te informa la emoción.
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