Aquí están mis palabras.
Aquí están amor, ellas nunca se han ido,
y sabes que la Luna, tiene una cara oculta,
pero añora el brillo tuyo en la distancia
y desde otros mundos hacia ti se catapultan.
A veces las almas nos piden un tiempo,
y aunque mucho me duela has de concederlo
no me llames nunca, ya no lo consiento,
fueron sus palabras, como comprenderlo.
Yo también evoco aquellas tiernas noches,
cuando con palabras ella sanaba mi alma
yo nunca tuve para ella una duda, ni un reproche,
la tormenta estaba fuera, dentro era todo calma.
Hoy aquellas cartas de amor que le dibujaba,
no puedo enviarlas, ya no sé ni cómo, ni donde,
ojalá pudiera amor, en el alma llevarlas tatuadas,
para hacerlas llegar allí, donde hoy ella se esconde.
Entre todos los seres que amo y que añoro,
esta ella, que la tuve y que más tarde perdí,
por eso cuando escribo también me rio y lloro
y ella ríe y llora conmigo, aunque lejos de mí.
Las palabras sin ella solo son ánforas vacías,
suelo poner en ellas las palabras que otros quieren
y escucharan parodias, sonetos y elegías,
placidez y arrebatos, según los que bebieren.
Yo la amo, que no lo dude, como ángel en lejanía,
y ella está deseando lo mismo que hoy prefiero,
que sus letras se anclen muy dentro del alma mía
si sabe que estoy confinado, en su alma prisionero.
Como puedo demostrarle que aún le amo y extraño,
Si se mantiene distante y sabe que eso me hace daño.
Jesús Quintana Aguilarte.