Al día siguiente de la muerte de Antonio Fraguas, Forges, este periódico tituló en primera página: ‘Muere Forges, genial intérprete de medio siglo de historia de España’. No fue el único medio que dijo cosas semejantes, así que algunos resabiados creyeron detectar en el elogio al viñetista una hipérbole funeraria, uno de esos típicos ditirambos con que los españoles intentamos compensar a los muertos por lo mal que los tratamos cuando estaban vivos, y una prueba más de que en España enterramos muy bien, como dijo Alfredo Pérez Rubalcaba cuando le enterramos políticamente a él. Por una vez, discrepo. Es posible que, en ese titular, el adjetivo “genial” esté de más (genio es aquel que se lo cree y acierta, y Forges, gracias a Dios, nunca se creyó un genio), pero los historiadores del futuro cometerán un error si no leen las viñetas de Forges, porque ellas encierran con frecuencia claves decisivas de nuestros últimos 50 años de historia.
Javier Cercas
El Pais
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