Un duende en el jardín de la abuela.
Un duendecillo emocionado
iba contento por el jardín
que su abuelita ha engalanado
en este mágico mes de abril.
Entre aromas se fue extasiando,
muchos colores para admirar,
las mariposas iban danzando
con un murmullo muy singular.
Bajo las sombras de los arbustos
empezó una seta a florecer,
es muy sabrosa para su gusto,
cuando esté lista la va a comer.
Armó una cerca para taparla
y así salvarla de cualquier mal,
mientras barritan los elefantes,
que no se acerquen a este lugar.
Pues sus patotas aplastarían
este honguito tan suculento
y el duendecillo se quedaría
sin saborear este alimento.
A otro perro con ese hueso,
vete bien lejos de este lugar
porque mañana yo me regreso
y un buen banquete me voy a dar!
Trina Lee de Hidalgo