Semblanza.
En un Valle de áridas praderas,
se inclina un árbol, lívido, harapiento;
ya no tiene el follaje de otras eras,
y aún resiste el uracán portento.
Y sus frágiles ramas se parecen
a fantasmas que vagan en las nieblas:
que a las sombras se ocultan y aparecen
a la luz de la luna en las tinieblas.
Yo también, como el árbol de la historia,
soy fantasma que viene del pasado,
huyéndole a los golpes y la escoria...
Y hoy voy, meditabundo y desgarbado,
a enterrar la difusa y negra historia
que el destino a su paso me ha dejado.
Nolberto Marin Bolivar.