He de ser de tu cuenco para siempre,
ese gozo refrescante y cristalino,
levedad de mariposa consecuente,
que ha libado en los azules de algún lino.
En ese espasmo, ritual de los amores,
donde el beso, como mieles es vertido,
yo seré la filigrana de colores,
que disperse en suave brisa tu latido.
Acudo pues a tu llamado, el que me dejas,
en la letra milagrosa con que asomas,
al portal de toda esencia en su belleza,
deslizándome al abrazo en que me tomas.
Seré por ti, en todo firmamento,
aquel lucero en luces destelleante,
dulcemente acallado en el momento,
claro y causal, camino del errante .
Mis manos han de ser huertos floridos.
posándose en tu pecho dulcemente,
reclínase mi cabeza en tus abrigos,
pues ya sabes, soy de ti, eternamente...
María Marta Britos