Ansiedad.
Quisiera ser la brisa de la aurora
que acaricia tu blonda cabellera,
y a tus plantas, mujer encantadora,
rendirme de pasión, la vida entera.
Quisiera ser, del mar, las tibias olas
y, como ellas, poder acariciarte,
y en un beso morir contigo a solas
de locura infinita, al contemplarte.
Quisiera de tu boca ser aliento,
y en éxtasis libar tus labios rojos;
y embriagarme de amor con tu tormento,
bajo el cielo radiante de tus ojos.
También, quisiera ser la enredadera
que se aferra al umbral de tu ventana,
y poder contemplar, la vida entera,
tu exótica hermosura, soberana.
Quisiera ser la estrella vespertina
que, en en el alto confín del firmamento,
te contempla a través de tu cortina,
queriendo penetrar en tu aposento.
Quisiera ser la alondra enamorada
que canta en tu jardín, en primavera,
y poderte cantar, mi dulce amada,
el himno del amor, la vida entera.
También, yo quiero ser, eternamente,
el fúlgido aderezo de tu pelo,
que brilla cual luceros en tu frente,
hasta el día que Dios me lleve al cielo.
Nolberto Marín bolívar