Prisionera.
Prisionera, en la soledad y tristeza
mi maltrecha arquitectura encadenada
yo te ruego la libertad tan preciada
quedé aquí, melancólica y olvidada.
Sobre las flores blancas, cárcel de arena
en voz en grito, con mis venas al aire
en el silencio voy rompiendo las cuerdas
que me han atado a esta nebulosa orbe.
¡Cuál fue mi delito! Yo ya ni me acuerdo
dijeron que fue el amor, no me lo creo
amar es generosidad, dar tu aliento.
Lavarme las heridas que están abiertas
sólo me llevaré el trino de los pájaros
y la fragancia de delicadas rosas.
Pastora Herdugo.
Prisionero.
Prisionero sin ti, yo he desandado,
cada senda, cada paso, cada calle
jugando a ser un escritor enamorado
y he perdido hasta el último detalle.
Tú eres la blanca Luna, flamante estrella,
eres canción de amor, eres agua viva
la voz que clama, la flor más bella
la que con solo nombrarte cura mi herida.
Nunca hubo delito, y tengo constancia,
náufrago soy de rumbos intentados
nuestro único enemigo, La Distancia.
Por ti y por mí los años se deslizan,
pero en tu jardín de rosas y de trinos
tus poemas aún me enajenan y electrizan.
Jesús Quintana Aguilarte.