Al norte el frío y su jazmín quebrado. Al este un ruiseñor lleno de espinas. Al sur la rosa en sus aéreas minas, y al oeste un camino ensimismado.
Al norte un ángel yace amordazado. Al este el llanto ordena sus neblinas. Al sur mi tierno haz de palmas finas, y al oeste mi puerta y mi cuidado.
Pudo un vuelo de nube o de suspiro trazar esta finísima frontera que defiende sin mengua mi retiro.
Un lejano castigo de ola estalla y muerde tus olvidos de extranjera,
mi isla seca en mitad de la batalla.
Sara de Ibañez
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