

Piense en eso...
A veces, mucho de lo que hacemos es para ajustarnos al sistema, para ser bien visto y querido por la sociedad o grupo en el que convivimos. Ser verdadero es peligroso y ser falso es casi una buena calidad hoy en día, pues pocos son los que quieren oír verdades y, a veces, hay que ignorarla para evitar estrés y apatía. Y al final, donde paramos? ¿Nuestra alma se llena de qué? ¿Nuestro corazón está repleto de qué? Necesitamos desentrañar el corazón de este tanto de cosa que usamos para quedar bien con todo y con todos. Lo esencial en la vida no es eso. Esto causa un peso y un mal enorme para nuestro espíritu. Necesitamos tener un alma grande, no una alma mezquina que se somete a los caprichos ajenos para satisfacer otros egos, depreciando nuestra propia imagen en el espejo.
Necesitamos exteriorizar las cosas entre nosotros y las personas, necesitamos tirar la basura y caminar más ligeros, más limpios. No vale la vuelta, si disminuye para engrandecer otros, nunca vale lo que ganamos como respuesta. El secreto es caminar sin mirar hacia abajo, sin mirar las cosas y las personas que disminuyen, se debilitan y se aburren. El secreto es caminar mirando hacia dentro, mirando hacia arriba, buscando a nosotros mismos y buscando a Dios, mirando nuestra fuerza y nuestra propia fe. El secreto es cultivar la autoestima, es regar mucho el amor propio. Cuando la gente permite que la maldad y la falsedad del mundo entren en nuestro corazón, estamos ocupando un lugar valioso dentro de nosotros con cosas que perjudican nuestra energía y quitan nuestra vivacidad.
No permita que la maldad y la falsedad hagan morada en ti. Deja adentrar y salir solamente lo que engrandece la verdad, sólo lo que enaltece la vida, sólo lo que agrada a Dios. Personas de bien se acercan a personas altruistas, que hacen el bien a los demás ya sí, sin necesidad de mentiras. ¡Tener un corazón bueno y lleno de verdades no es debilidad, es coraje!
Cleonio Dorado

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