Virtual, escrito en el aire, no llena los espacios, pero alimenta.
Damos y recibimos abrazos que no contienen, besos que no saben,
cercanía que es, pero no parece. Te quiero que se leen dos veces, y calientan el corazón por un ratito, se sienten sin dejar recuerdos, con la nada en el medio, porque no nos vemos a los ojos. No basta. La piel tiene sus propios códigos, se pronuncia con la cercanía, se tibia con el calor de los abrazos, y las miradas, mientras las manos dibujan acrobacias. Cuando la distancia se impone, habrá que guardar las ganas y solo revelarlas por escrito, conjugar los verbos a medias, y vaciar el corazón en letras. Los encuentros se quedan pendientes para cuando se pueda, esperando su momento.
-Itaca-
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