Nuestra sociedad, nuestra familia y, en general, nuestro entorno nos adoctrina
de tal modo que llegamos a creer una serie de ideas supersticiosas o
sin sentido, las cuales nos trastornan emocionalmente.
Por ejemplo, la necesidad de tener la aprobación de los demás
a toda costa, lo terrible que es que las cosas no vayan como queremos,
la creencia de que la felicidad puede lograrse por inercia o inacción, etc.
, es frecuente que en nuestro diálogo interno pronunciemos
algunas de las frases que nunca deberíamos decirnos:
1. Debo tener éxito en todo lo que me proponga /
Sólo existen ganadores o perdedores en esta vida.
Se podría decir que el todo o nada no es positivo ni sano para nosotros.
¿Realmente está fundamentada ésta creencia?
Las grandes personalidades de la historia o los grandes imperios
se construyeron en base a equivocaciones (el descubrimiento
de las radiografías, Fleming
y la penicilina; Cristóbal Colón pretendía llegar a la India y no a América).
2. Si fallo en esto es que soy un inepto, si me equivoco fracasaré.
Errar y fallar es parte del éxito. Tienes que darte la oportunidad
y otorgarte el derecho de hacerlo pues es lo que te
conducirá conseguir lo que te propongas.
3. Si no obtengo la aceptación y aprobación de los demás
no podré ser feliz.
Este tipo de creencias es de las más comunes.
Es importante no sentirnos rechazados pero ni es necesario ni es posible
que todos nos acepten. Es una realidad con la que tenemos que vivir
y que nos ayudará a aceptarnos a nosotros mismos.
4. No puedo vivir sin ti / Te necesito para ser feliz.
Como ya repasamos en este artículo, ese tipo de pensamientos
tienen su origen en una concepción errónea del amor y la entrega pero
puedes aprender a proteger tu independencia emocional.
5. No está de acuerdo conmigo porque no le gusto. /
Los demás no me valoran porque no valgo para nada. /
Mi valía personal depende de lo que los demás piensen de mí.
Para el común de la sociedad la crítica significa rechazo personal;
quizás la razón sea que no somos demasiado buenos
en construir críticas que aporten aspectos positivos.
Por esto mismo las críticas infundadas deben ser cuestionadas desde
un punto de vista racional. Emerson dijo en una ocasión: “no me dejes caer
en el vulgar error de soñar que soy perseguido cada vez
que alguien me contradice”
6. No puedo aguantar que los demás me digan lo que tengo
que hacer.
Obviamente tú eres quien debe desempeñar
tus tareas pero tampoco has de cegarte en no hacer caso a
consejos o valoraciones externas. Esto no te impide revalidarte
como persona ni perder identidad sino absorber lo suficiente
de tu entorno para ser cada día mejor. Ni blanco ni negro,
en este sentido se aceptan los tonos grises.
7. No soy suficientemente bueno. / No puedo, no merece la pena
intentarlo, no lo conseguiré.
Aquí cabe decirte que no te olvides de una premisa muy importante
en tu vida: tanto si crees que puedes como si crees que
no puedes llegarás a tener razón. Es decir, que querer es poder
y que el primer paso para conseguirlo es intentarlo, una y otra vez.
8. No hay que confiar en nadie, hay que mantenerse siempre
en guardia.
Desconfiamos porque sabemos el ser humano
se equivoca, porque nosotros nos equivocamos, porque
queremos protegernos de esos errores. Esto no es nuevo,
tenemos cerraduras, candados y llaves para proteger lo importante
de nuestra vida, ¡cómo no nos vamos a proteger nosotros mismos!
Ahora, ¿es realmente efectiva esta desconfianza?