Todo tipo de objetos plásticos abandonados en la costa norte de Kenia
o regurgitados por las olas, fundidos después y solidificados
en moldes en una fábrica en Malindi, a unos 150 kilómetros de Lamu,
han dado vida a esta asombrosa embarcación.
Un navío único en su especie que busca llamar la atención
sobre el inmenso potencial de reutilizar plástico
, así como subrayar la urgencia de hacerlo antes de que más
y más toneladas de este desecho acaben en los océanos
Kenia, a la vanguardia en esta lucha, prohibió por ley las bolsas de plástico
hace poco más de un año, con multas de entre 16.000 a 32.500 euros
, y penas de uno a dos años de prisión para quienes
las fabriquen, importen o usen.
"Sin duda, se necesitan más medidas drásticas
como esa para conseguir algún cambio", señala Pabari a Efe.
Porque si nada cambia, ocho millones de toneladas
de plástico seguirán encontrando cada año
su camino al mar; hasta que en 2050, el plástico supere en número
a los peces, según un estudio presentado por el Foro Económico Mundial.
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