Para el año que va a empezar, en lugar de aquellas listas interminables de metas que se repiten todos los años y que, al fin y al cabo, sólo nos frustra, porque conseguimos alcanzar pocas cosas, sugiero que deseemos una sola cosa: aumentar nuestra vibración. Sí, porque es nuestra vibración que cambia todo, es nuestra íntima frecuencia que aumenta - o disminuye - infinitamente las posibilidades de nuestra vida. Es ella quien va a interferir en las experiencias que vamos a vivir, en las personas con las que vamos a interactuar, en el camino que vamos a recorrer, a donde iremos. Comprender esto definitivamente es un divisor de aguas en la vida. No adelanta continuar deseando las mismas cosas, teniendo las mismas actitudes, pensando de la misma forma, reclamando que las cosas no funcionan y que no andan adelante, si no ajustamos nuestra propia vibración. La vida nos da un poco más de lo que ya somos. Luego, si nos quedamos en la vibración de la reclamación por lo que falta, sólo recibiremos escasez. Si nos quedamos sólo imaginando cómo sería bueno si tuviéramos eso o aquello, como determinada cosa nos hace falta o como somos tristes e incompletos por no tener algo en nuestra vida, va a continuar no viniendo. ¿Tá, pero y cómo lo hace? Es simple, pero, al mismo tiempo, profundo. A diferencia de lo que estamos acostumbrados. Exige un efectivo cambio de postura. Tiene todo que ver con la famosa "ley de la atracción", pero no es sólo "pensar" e "imaginar". Es ir más profundo. Es entrar en la dimensión energética. Es tener lo que se desea como una verdad ya concretada. Y no sólo en la cabeza. Es ir al corazón. Es sentir, de hecho. Y, más: separarse para todo el resto de nuestro cuerpo. Es hacer que cada célula nuestra vibre una nueva realidad. Vibre salud. Vibre prosperidad. Vibra de curación en todos los niveles. Vibre paz. Vibra los deseos realizados, uno a uno. Y expandir más aún: emanar para todo el universo esa nueva vibración. Es cambiar, de hecho, el mensaje que enviamos a la vida: pues ella restituye lo que emanamos. Y, también, hacer nuestra parte. Vibrar y actuar: he aquí la combinación perfecta para la realización de sueños! Lamentaciones, reclamaciones, juicios, desánimo, rabia, indignación y sentimientos afines no tienen como llevarnos adelante. Emanando eso, podemos muy bien imaginar lo que nos será retribuido ... Aunque el mundo esté algo caótico, en varios aspectos. Aunque nuestra vida esté con varias "desconformidades". Aunque buena parte de las personas a nuestro alrededor están "pirando". A pesar de todo, es nuestra vibración que tiene que cambiar, para que todo cambie también. Tenemos que aprender, de una vez por todas, a silenciar y encontrar nuestro oasis interior, independientemente de lo que esté pasando allá afuera. Cerrar los ojos y sentir lo sagrado que habita nuestro interior, la serenidad, la positividad, la vida pulsando dentro de nosotros: latente, soberana, valiosa. Percibir el aire entrando y saliendo de nuestros pulmones, el corazón que late, la luz que nos es inherente. Todos los días. Con afín. Sin dudar. Sin desmoronarse. Con entrega. Con la confianza plena que todo ya está bien. Y regar esa nueva postura con mucho, mucho AMOR. Aquel famoso amor incondicional: amor por sí, por su historia, por todo lo que ha venido antes, por todas las experiencias, por todo el aprendizaje, por la oportunidad de reiniciar, por todo lo que es, por todos como son. independientemente de lo que esté pasando por ahí. Cerrar los ojos y sentir lo sagrado que habita nuestro interior, la serenidad, la positividad, la vida pulsando dentro de nosotros: latente, soberana, valiosa. Percibir el aire entrando y saliendo de nuestros pulmones, el corazón que late, la luz que nos es inherente. Todos los días. Con afín. Sin dudar. Sin desmoronarse. Con entrega. Con la confianza plena que todo ya está bien. Y regar esa nueva postura con mucho, mucho AMOR. Aquel famoso amor incondicional: amor por sí, por su historia, por todo lo que ha venido antes, por todas las experiencias, por todo el aprendizaje, por la oportunidad de reiniciar, por todo lo que es, por todos como son. independientemente de lo que esté pasando por ahí. Cerrar los ojos y sentir lo sagrado que habita nuestro interior, la serenidad, la positividad, la vida pulsando dentro de nosotros: latente, soberana, valiosa. Percibir el aire entrando y saliendo de nuestros pulmones, el corazón que late, la luz que nos es inherente. Todos los días. Con afín. Sin dudar. Sin desmoronarse. Con entrega. Con la confianza plena que todo ya está bien. Y regar esa nueva postura con mucho, mucho AMOR. Aquel famoso amor incondicional: amor por sí, por su historia, por todo lo que ha venido antes, por todas las experiencias, por todo el aprendizaje, por la oportunidad de reiniciar, por todo lo que es, por todos como son. valiosa. Percibir el aire entrando y saliendo de nuestros pulmones, el corazón que late, la luz que nos es inherente. Todos los días. Con afín. Sin dudar. Sin desmoronarse. Con entrega. Con la confianza plena que todo ya está bien. Y regar esa nueva postura con mucho, mucho AMOR. Aquel famoso amor incondicional: amor por sí, por su historia, por todo lo que ha venido antes, por todas las experiencias, por todo el aprendizaje, por la oportunidad de reiniciar, por todo lo que es, por todos como son. valiosa. Percibir el aire entrando y saliendo de nuestros pulmones, el corazón que late, la luz que nos es inherente. Todos los días. Con afín. Sin dudar. Sin desmoronarse. Con entrega. Con la confianza plena que todo ya está bien. Y regar esa nueva postura con mucho, mucho AMOR. Aquel famoso amor incondicional: amor por sí, por su historia, por todo lo que ha venido antes, por todas las experiencias, por todo el aprendizaje, por la oportunidad de reiniciar, por todo lo que es, por todos como son. Es sólo eso, del fondo de mi corazón, que deseo para el nuevo año. Para todos.- Susiane Canal -
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