Enviado: 09/01/2019 16:56 |
No es fácil sobrevivir en estos días. Además de las tribulaciones y los problemas que tenemos en nuestras vidas, todavía estamos obligados a lidiar con chateamientos y molestias causadas por personas que apenas nos conocen, pero que insisten en azucrinar la paciencia de cualquiera que esté cerca. Además de tener que tratar de mantener la calma en relación a todo lo que realmente forma parte de nuestras vidas, a lo que importa de hecho, acabamos teniendo que perder tiempo y gastando energía con disgustos provocados por personas que no están incluidas en nuestro viaje. Mantener la sanidad, en ese contexto, es una tarea hercúlea, pues se acumulan, en nuestros caminos, basura que no son nuestros. Lamentablemente, aunque tengamos la conciencia de que gastar energía con lo que y con quien no tienen merecimiento sea improductivo, se vuelve casi imposible de desviar de los obstáculos por el camino, sin que perdamos la paciencia. De esta forma, comprometemos el buen andamiento de lo que tenemos que realmente llevar adelante, lo que interfiere, incluso, en la calidad del tiempo que disponemos junto a nuestros queridos. Es necesario buscar formas de conseguir mantener el equilibrio diario, o enfermarse. "Ejercitar el" dejar para allá ", intentar dominar el arte de ignorar, mantener por cerca quien tuerce por ti, alejarse de quien aspira energía, elegir con sabiduría las semillas que sembrar tus jardines, son actitudes que en mucho competirán a una una jornada menos densa, menos triste, menos aburrida. Por lo tanto, tendremos que recoger nuestra cuerda, para no darla a los buitres que viven volando por ahí detrás de la angustia. Tenemos que salvarnos de todo lo que lastima y lastima sin razón de ser, protegiéndonos de los dolores que no merecemos, no buscamos, no provocamos. Como dice la sabiduría popular: mientras damos cuerda, van a tirar de ella.- Marcel Camargo
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