La mayor parte de nuestra desilusión de las personas y los cambios negativos que notamos en los otros corresponde a que nosotros fuimos a esa relación esperando recibir algo o bien nos formamos una idea de que esa persona iba a llenar nuestros vacíos. La cruda realidad es que nadie puede llenar un vacío en nuestro interior sino nosotros mismos.
Una persona que ha sido abandonada
de niño por sus mayores o que no recibió mucho cariño, lejos de buscar a alguien que le ame, le proteja, le de seguridad, lo que busca inconscientemente, sin darse cuenta y aunque crea que busca todo lo contrario, es que la vuelvan a abandonar, a desproteger, a dar inseguridad... mientras ese vacío no esté lleno de amor, pero de amor por uno mismo.
Aquel mandamiento cristiano
de "Amar al prójimo como a tí mismo" se cumple muy mediocremente pues no amamos al prójimo (mas bien ni siquiera lo respetamos) porque no nos amamos y tenemos una muy mala opinión de nosotros mismos. Por lo que cualquier terapia, de cualquier tipo debería empezar por ¿cómo está mi autoestima?
Y una buena forma
de comenzar a analizar mi autoestima es observando cómo cumplo mis compromisos. Cuando digo a una amiga "Mañana te llamo" ¿lo hacemos o sólo era para sacarnos de encima una conversación que no queríamos?
Cuando
hago una promesa ¿la cumplo, la postergo o la olvido?
Si me propongo cosas como Mañana hago ese trámite, empiezo la dieta, visito a mis abuelos, hago ejercicios de gimnasia, etc.” ¿ lo cumplo?
La mala autoestima viene desde dentro y no creemos en nosotros mismos porque hemos sido continua, vil y cruelmente engañados por nosotros mismos al no cumplir con nosotros mismos, al mentirnos a nosotros mismos, al juzgar a otros para tapar nuestros propios errores.
Comienza ahora mismo a verte como eres y a aceptarte, pero para mejorar, no para tu propia complacencia. Observa lo que no te gusta y cámbialo, nadie si no tú puede hacerlo. Sólo tú tienes todo el poder sobre tí mismo y adquiere buenos hábitos de la misma forma que adquiriste los nefastos: repitiéndolos