Fuente fresca
Te di a beber de mi fuente
y hubo revoloteo de tus alas en mi corazón.
Se arremolinó la frescura en mi cuerpo
cantando juntos la alegría de vivir.
Por largo tiempo yo fui el manantial,
el lugar fresco donde descansabas tu espíritu,
tu loco caminar.
Sabía que con el tiempo mi frescura se iría perdiendo.
Que el musgo dejaría de ser verde,
y un follaje seco y gris robaría mi espacio interior
ese que disfrutabas,
fresco,
transparente.
Si tan solo recordaras la frescura de mis aguas,
La suavidad de mi piel.
Son las mismas,
Siguen ahí,
Justo en el centro de mi pecho,
Justo en las profundidades de mi alma,
Siguen ahí,
Es que reverdezco cada día por dentro.
Tengo ahora un bosque nuevo que ofrecerte,
para darte la paz que necesitas,
para calmar la locura que te agobia,
dejando que al sumergirte en mis aguas
recuerdes los placeres de otros tiempos.
Mientras tanto sigo aquí.
fértil y fresca.
Son ahora otras alas las que revolotean
en la fuente de mármol tibio que aún retengo.
Carmen Amaralis Vega Olivencia