Segun supo despues, alcanzo a ser feliz. Una noche de junio, la chica
resolvio abandonarlo.
- No te quiero mas - le dijo.
Allen cometio entonces los peores pecados de su vida; suplico, se
humillo, escribio versos horrorosos y lloro en los rincones.
La pechugona se mantuvo firme y rubrico la maniobra entreverandose con
un deportista reluciente.
El poeta recobro la dignidad y empleo su tiempo en amar sin esperanzas
y en recordar el pasado. Su alma se retemplo en el sufrimiento y se
hizo cada vez mas sabio y bondadoso. Muchas veces soño con el regreso de
la muchacha, aunque tuvo el buen tino de no esperar que tal sueño se
cumpliera.
Mas tarde supo que jamas habria en su vida algo mejor que aquel amor
imposible.
Sin embargo, una noche de verano, siete años y siete meses despues
de su pronunciamiento, la pechugona aparecio de nuevo.
Las lagrimas le corrian por el escote cuando le confeso al poeta:
- Otra vez te quiero.
Allen nunca pudo contar con claridad lo que sintio en aquellas horas.
El caso es que volvio a su casa vacio y desengañado. Quiso llorar y no
pudo. Nunca mas volvio a ver a la pechugona. Y lo que es peor, nunca mas,
nunca mas volvio a pensar en ella ni a soñar su regreso.