No es que me inspire para hacer un verso
la venustez de un cuerpo ni una cara
yo sé entender la luz de otro universo
que brilla en la quietud de un alma clara.
Que marca otro contorno, da un esquema
para apurar las ansias sin censuras
que sabe caminar por un poema
y dibujar con besos las ternuras.
Busco algo sano más allá de aquello
que tiene de obsesión y llamarada
otra razón que agrada en el destello
profundo en el ritual de una mirada.
Una bondad, un sueño donde pueda
sentir que hay un arrullo en los latidos
y una ilusión tejida con la seda
de auroras, de luciérnagas y nidos.
No es que me inspire al escribir mis rimas
el goce material de unos instantes
yo solo aspiro a conquistar las cimas
de adentro que al final son importantes.
La comprensión, la paz, esa sonrisa
que llena de colores los momentos
la caricia elegante que sin prisa
nos hace levitar los sentimientos.
La palabra que toca, que nos mece
en una simetría que contagia
que envuelve con su acento y estremece
la noche como un salmo o una magia.
No es que me inspire al explayar mis musas
la forma que sorprende en las facciones
yo solo soy quien rompe las esclusas
y busca para amar los corazones.
Ernesto C.