Lo encontramos en cosméticos, en juguetes, en decoración navideña...
pero pese a su cotidianeidad, la purpurina podría ser prohibida.
Es por lo que abogan algunos científicos, revela Gizmodo.
Pero, ¿por qué? Pues algunos estudios hacen hincapié
en que la purpurina está hecha de plástico, aluminio
y tereftalato de polietileno, más conocido como PET. Además, su pequeño ta
maño hace que está considerado como microplástico.
Debido a ello, llega al mar y allí los animales acuáticos lo ingieren,
y es cuando se introduce en nuestra cadena alimenticia.
La clave es que el PET se puede descomponer en sustancias químicas
que están relacionadas con fallos hormonales en humanos y
animales. No obstante, hay alternativas, como la purpurina biodegradable.
Es un material que brilla igual, pero sin el impacto ambiental de la tradicional.
Procede de la mica sintética. Lush, una firma de cosméticos
y jabones, ya la está usando.
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