EL ESTABLO
Al llegar la medianoche
y a romper en llano el Niño
las cen bestias despertaron
y el establo se hizo vivo.
Se fueron acercando
y alargaron hasta el Niño
los cien cuellos anhelantes
como un bsque sacudido.
Bajò un buey su aliento al rostro
y se lo exhalò sin ruido,
y sus ojos fueron tiernos
como lleno de rocio.
Una oveja la frotaba
contra su vellon suavisimo
y las manos le lamìan
con cuclillas, dos cabritos...
Las paredes del establo
se cubrieron sin sentirlo
de faisanes, y de ocas,
de gallos y de mirlos.
Los faisanes descendieron
y pasaban sobre el Niño
la gran cola de colores,
y las ocas de ancho picos
arreglàbanle las pajas;
y el enjamble de los miros
era un velo palpitante
sobre del recien nacido...
Y la Virgen etre cuernos
y resuellos blanquecinos
trastocada iva y venia
sin poder cger al Niño.
Y Jose llegaba riendo
al acudir a la sin tino
Y era cmo bosque al viento
el establo conmovido....
Gabriela Mistral