“Qué pasaría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivo en
tu más solitaria soledad y te dijera: ‘Esta vida, tal como la vives ahora y
tal como la has vivido, la tendrás que vivir una vez más e incontables
veces más; y no habrá nada nuevo en ella, sino que cada dolor y cada
placer y cada pensamiento y suspiro y todo lo indeciblemente pequeño y grande
de tu vida tendrá que retornar a ti y todo en la misma serie y en la misma
sucesión –e igualmente esta araña y este claro de luna entre los árboles,
e igualmente este instante y yo mismo. El eterno reloj de la arena de la existencia
será girado siempre de nuevo– y tú con él, mota de polvo del polvo’
¿Cómo tendrías que quererte a ti y a la vida para no pretender nada más que
esta confirmación última, que este último sello?” ...
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