Tendemos a tomarnos la vida muy en serio a veces, pero olvidamos lo rápido que ésta se acaba. En lugar de estresarse por cada pequeña cosa, recuerda sonreír durante todas las tormentas y apreciar las pequeñas cosas. Esas son las cosas que recordarás al final del día. Al final de tu vida, no importará si pagaste la factura de electricidad, cuánto dinero tienes en tu cuenta, o esa tonta discusión que tuviste con tu amigo. Recuerda lo que cuenta.
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