Casi podría decirte...
Casi podría decirte
devorada por la angustia
me asomo
a la vieja cueva prohibida
donde habitan
-libres y crueles-
mis monstruos, mis fantasmas,
los antiguos dioses
que me reservan un castigo inevitable.
Apenas un momento
los observo
y sus voces dispersas
se unen
llamándome con su canto de sirenas.
Entre lágrimas
cumplo con el rito silencioso
-madre-
y vuelvo de nuevo
a cerrar esa puerta.
Carmen Matute