El arte de Dar
Entonces un hombre rico dijo: " Háblanos del dar ".
Y el Profeta contestó:"Dais muy poco, cuando dais de lo que poseéis.
Cuando dais algo de vosotros mismos, es cuando verdaderamente dais.
¿Qué son vuestras posesiones, sino cosas que acumuláis, por miedo a necesitarlas mañana?
¿Y qué es el miedo a la necesidad, sino la necesidad misma?...
Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen, Y lo dan buscando el agradecimiento,
por lo que su oculto deseo estropea sus regalos, y hay quienes poseen poco y lo dan todo.
Sólo éstos son los que creen en la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacío.
Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su compensación.
Y hay quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Pero hay también quienes dan, sin conocer el dolor de dar, ni buscar la alegría de dar.
Dan, como el mirto da su fragancia al espacio en el profundo valle.
A través de las manos de estos seres habla Dios.
Y desde el fondo de sus ojos, El sonríe sobre la tierra.
Es bueno dar algo, cuando ha sido pedido.
Pero es mejor dar sin que nos pidan, comprendiendo.
Además, ¿hay algo que podáis retener?... Dad, pues, ahora,
que el momento de dar es vuestro y no de los
herederos.
Decís a menudo:"Daría, pero sólo al que se lo merezca".
Los árboles en vuestro huerto no hablan así. Ni tampoco los
rebaños de vuestra pradera.
Todo aquel que es digno de recibir sus días y sus noches,
merece, seguramente, de vosotros todo lo demás.
Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser un instrumento del dar.
Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida.
Mientras que vosotros, que os consideráis dadores, no sois más que testigos.
El que da debe tener como madre al libre corazón de la tierra y a Dios como Padre
d/a