Ahora, los ritmos de vida se detienen.
Millones permanecen en casa y mientras esto sucede
el planeta vuelve a reacomodarse.
La inactividad humana le otorgó días de tranquilidad
al planeta, los animales se acercan a las ciudades
atraídos por el silencio y la calma, mientras
en otras partes del mundo las aguas se limpian.
Es probable que los efectos de la inactividad humana
vayan más allá de lo que hasta ahora hemos
presenciado, y podrían ser aún más fascinantes.
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