De lo que no se ha librado el continente con el mayor número
de países empobrecidos del mundo es del impacto de la
crisis económica y social derivada de las medidas de
confinamiento puestas en marcha por la mayor parte
los Estados africanos.
El enfoque de África ha sido diferente porque, sabiendo
que disponemos de menos recursos, se han puesto en
marcha medidas preventivas muy rápidamente, lo que ha
frenado la expansión y ha prevenido muchas muertes.
Y aunque las medidas de confinamiento y de distancia social
quizá han servido para frenar el contagio de la enfermedad,
han supuesto un desastre para millones de familias
africanas, a las que se ha imposibilitado el salir a
ganarse el sustento diario.
«En África –asegura el salesiano español– hay una tradición
muy fuerte de solidaridad. La cultura se vive como una
fraternidad. Los pueblos y las regiones son como una familia,
porque en la cultura generalizada de África hay una
dimensión casi obligada de la solidaridad y eso también
se está viviendo ahora con el coronavirus».
La resiliencia y la resistencia del pueblo africano y,
sobre todo, de sus mujeres, es otra de las características
de un continente que es constantemente golpeado por
conflictos, epidemias y fenómenos meteorológicos y empobrecido
por injustas leyes y políticas de mercado internacionales.
«Esta capacidad de resiliencia, de resistencia, es un
ejemplo que nos dan constantemente».
«En África no se ha perdido la calma, no hay
desesperación, hay solo una mayor capacidad de luchar
contra la adversidad, de inventar cosas nuevas para salir
de esta situación que ha traido el coronavirus».
Acompañar y apoyar a África en esta crisis es, para Alfaro,
«cuestión de justicia; de justicia social. Esto no es solo
caridad o solidaridad, es justicia para aquellos que no tienen
una red de protección como puede haber en España o en
otros países europeos o de América».
«En esta crisis nos están dando un ejemplo de entereza y de
energía para sobreponerse a esta nueva dificultad, que
nos ratifica en la idea de que África es el continente del futuro».
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