El síndrome afectivo estacional suele presentarse durante la época
de bajas temperaturas en la que los días son más grises y
las personas tienden a quedarse más encerradas en casa.
Los síntomas de esta forma de depresión suelen desaparecer cuando
llega la primavera, momento en el que la energía y el estado de ánimo
se estabilizan.
Una de las causas de este retorno del equilibrio tiene que ver
con el hecho de que en los meses de verano el cuerpo está
más expuesto a la luz solar y el cerebro produce además
una mayor cantidad de serotonina (el neurotransmisor asociado
con la felicidad).
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