“Ocho metros y medio de intestino completamente obstruido por los residuos”,
se lamenta a NIUS Eva María Morón, una de las voluntarias.
Una tubería y un filtro de riego por goteo, tapones de botella, pinzas
de la ropa, sedales de pesca, plásticos.
La lista de lo que ha revelado su necropsia es tan larga, como preocupante.
“Estamos .convirtiendo el mar en un estercolero.
La tortuga estaba flotando, sin vida, a varios metros de la playa.
Los desperdicios obstruyen el intestino de estos animales e
impiden que puedan seguir alimentándose. “El gran problema es que,
por su fisiología, las tortugas no pueden vomitar lo que ingieren”
De forma que, si no es el hambre, será la septicemia o infección generalizada
, lo que provoque su muerte, al no evacuar los materiales que acumulan.
Desgraciadamente, no es la primera ni la última tortuga víctima de la
contaminación en mares y océanos. En las instalaciones de Equinac,
se recupera Arturo. Otra tortuga que, afortunadamente, ha corrido
mejor suerte ya que no ha llegado a sufrir obstrucción, aunque hace una semana
que está defecando plásticos. “El noventa y nueve por ciento de las tortugas
que nos llegan, tienen plásticos en su intestino”, lamenta María.
Son víctimas inocentes de la insensatez humana.
Marta Alvarez
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