Examínese...
El primer paso para aceptarse es conocerse. Ser consciente de las virtudes para potenciarlas y los defectos para subsanarlos en la medida de lo posible es la mejor forma de asumir la propia.
Para ello, los expertos recomiendan un ejercicio muy simple:
Coja un folio en blanco y divídalo en tres columnas.
En la primera apunte sus virtudes; en la segunda, sus defectos, y en la tercera, aquellas virtudes que le gustarían tener.
Se trata de una forma muy sencilla de clarificar la mente y manejar correctamente todos los aspectos de nuestra personalidad.