Mirar el agua y escuchar su sonido coloca a nuestras mentes
sobrecargadas en un estado relajado e hipnótico.
En esta situación, nuestro cerebro procesa de manera diferente
los pensamientos, lo que lleva a estados más tranquilos
y creativos y aumenta el bienestar.
El agua induce estados meditativos
Escuchar el ruido de las olas junto al océano puede llevarnos
a un estado meditativo consciente.
Se ha encontrado que el sonido de las olas altera los patrones de ondas
del cerebro y provoca un estado meditativo y relajado.
Incluso, el simple hecho de observar el movimiento del agua
hace que nuestras mentes se calmen.
Esto tiene numerosos beneficios, pues contribuye a reducir
la depresión y a disminuir los niveles de estrés y ansiedad,
y promueve una mejor claridad mental y patrones de sueño.
Actualmente, los neurocientíficos y psicólogos se abocan mucho
más a estudiar el impacto del mar, los ríos y los lagos en
nuestra felicidad y bienestar al estar rodeados de lo que
se conoce como espacios azules.
Invoca la inspiración y la creatividad
Cuando estamos cerca del agua, nuestro cerebro
pasa del modo ocupado al modo relajado.
Esto, naturalmente, hace que el cerebro se “abra”, ya que
no se centra en los millones de pensamientos que giran alrededor,
que a menudo pueden provocar estrés o ansiedad.
Cuando el cerebro está relajado, se abre más a
pensamientos creativos.
Da un sentido de asombro
Para la psicología positiva, el asombro es un factor importante.
La emoción del asombro contribuye en gran medida a
nuestra felicidad, porque no sólo nos permite estar en el
momento presente sino que nos hace pensar en nuestro
lugar en el mundo e invoca un sentimiento de humildad,
así como sentimientos de conexión con algo más allá
de nosotros mismos, frente a la vastedad pura de la naturaleza.
Potencia los beneficios del ejercicio
Obviamente, hacer ejercicio es una buena manera de mejorar
nuestro bienestar mental. Sin embargo, salir a correr o caminar
por el océano hará que estos beneficios sean diez veces mayores.
La idea es que estar rodeado de un espacio azul desencadena
beneficios más positivos al hacer ejercicio, pues la ingesta
de iones negativos en nuestros sistemas aumenta en esta situación
Es una gran fuente de iones negativos
Los iones positivos son emitidos por aparatos eléctricos como
computadoras, microondas y secadoras de pelo que nos despojan
de nuestra energía natural, mientras que los iones negativos
son generados por cascadas, olas de océanos y tormentas eléctricas.
Una gran cantidad de iones negativos en la atmósfera acelera
nuestra capacidad de absorber oxígeno y de equilibrar los niveles
de serotonina (el químico relacionado con el estado de ánimo y el estrés),
y contribuye a rejuvenecer la mente y mejorar el estado
de alerta y la concentración.
Haz una inmersión natural
Sumergirse en una fuente natural de agua, como el mar o un lago,
vigoriza enormemente tu cuerpo.
Las diferentes temperaturas tienen beneficios por ambos lados:
el frío puede proporcionar un tratamiento calmante para los nervios
y refrescar el cuerpo, mientras que las aguas más cálidas durante
el verano pueden ayudar a relajar los músculos y las tensiones corporales.
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